The opening!!!
No supimos en qué momento nos convertimos exclusivamente en carne, y la cama se volvió un matadero. Nos imaginamos cual cerdos gritando a la muerte su dolor. Nos imaginamos como una bola de carne sudorosa que rueda sobre lo que algún día fue un lecho abundante de promesas, que hoy se son una costra que, aspera, emerge sobre la piel nuestra. Pica. Sangra. Cuando nos vemos a los ojos, nos tragamos; caemos en nuestros abismos, en la oscuridad nuestra que detestamos.
1 Comments:
Más que tarde, muy tarde, a veces la equivocación llega antes que nosotros a la oficina y se instala cómodamente a esperarnos. Cuando abrimos la puerta, ahí está sonriéndole a nuestros cuarenta...cincuenta...sesenta...
¿ahora de dónde saco otros tantos?
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